Anima Pristinam

La virgen duerme, transita dulcemente, su alma pura, impoluta, representa la semilla inmaculada de la humanidad primigenia y su redención. Su alma transcendente se identifica con su litúrgica pureza que emana espiritualidad. 

El lecho de la virgen es un lecho de espejo en donde se mira la humanidad y se refleja distorsionadamente el espacio, entre realidad e ilusión, su almohada es el universo en el que reina como espíritu celestial, un universo sensorial que se expande en el lienzo pictórico, que es, a su vez, una puerta a otra dimensión, más allá de la realidad y del mundo material que percibimos de manera latente. La representación de la madre del hijo de Dios es la representación del medio maternal elegido por la divinidad para el milagro de la redención a través del dolor y el sacrificio.

Tras el inmenso dolor llega la paz y la calma que emana de la profunda bondad y del amor que todo lo inunda. Veo en esta bella imagen el icono que representa a todos las madres, y que en la dulzura de su sueño eterno expresa el vínculo imperecedero e infinito de la creación.

La madre celestial es la madre protectora, la imagen en donde se provoca la catarsis en la búsqueda de cobijo y consuelo, la imagen en la que proyectar los pensamientos más íntimos y profundos para aliviar aquellos momentos de inquietud, necesidad y desasosiego.

Su iconografía fuertemente ligada a la tradición de la iglesia oriental, es también en esta intervención sensible, exuberante y rica, con elementos que recuerdan a las espléndidas representaciones bizantinas que consiguen dotar de serena magnificencia a sus benevolentes imágenes, que irradian luz y belleza.

He querido recuperar el trabajo artesanal y manual como si de una antigua ofrenda se tratara, aunque su planteamiento sea claramente contemporáneo, en donde el tiempo, no es prioritario, y pierde su valor, y desde aquellas acciones consideradas prácticas femeninas, cosiendo manualmente cristales como joyas en la almohada donde yace la sagrada imagen, o realizando aplicaciones a modo de bordado. Como en una ceremonia he querido experimentar todo lo que conlleva este acto pensando en su última finalidad; qué es la del goce estético y espiritual, también aquí a través de su referente pictórico, al formar parte, con esta acción y de manera consciente, de un ritual sagrado.